Razas

 Las razas Berrenda en Colorado y Berrenda en Negro son dos razas autóctonas independientes que proceden de troncos muy distintos, pero el manejo y la selección de los ganaderos ha hecho que hoy en día tengan unas características muy similares.

Son razas que poseen una gran adaptación al medio, especialmente en condiciones adversas, siendo capaces de vivir en condiciones climatológicas extremas y alimentarse en zonas desfavorables, sin necesidad de grandes aportes de alimentación suplementada. Esta característica las hace idóneas para la vida en zonas donde otras razas no llegan, y por tanto son de las pocas que pueden mantener ecosistemas en zonas abruptas evitando los temidos incendios y dando utilidad a pastos que de otra forma serían inutilizables.

Las razas  Berrendas tienen grandes dotes de aprendizaje lo que las hace muy aptas para todo tipo de actividades de manejo de animales.

 En el caso de la raza Berrenda en Colorado, las hipótesis dadas sobre su origen son múltiples, pero la más repetida es la que considera como ascendencia directa al Bos Taurus desertorum que se distribuía por el sudeste peninsular ibérico, conjuntamente con el Bos taurus tudertanus, un tronco bovino autóctono.

El origen bien diferenciado del de la raza Berrenda en Negro no tiene discusión alguna, aunque debe tenerse en cuenta que en un periodo de la historia formaban parte del mismo colectivo y, pese al reconocimiento individualizado y la cría mayoritariamente por separado, aún son muchas las ganaderías que poseen ambas razas.

En el caso de la Berrenda en Negro, las hipótesis sobre su origen son muy variadas, así Aparicio Sánchez (1947) indica que derivaría del Bos desertorum hispanicus, de gran encornadura y coloración degrada hasta el blanco, que en su dispersión por el Sur de España se encuentra con el Brachyceros africanus, de tonalidad ennegrecida y silueta entrante. Castejón en 1947, aludía a su particularidad cromática, postulando su procedencia a partir de “Bovinos Manchados Africanos”. Sánchez Belda (1984) sostiene que es una mutación del color derivada del tronco Negro Ibérico (Bos taurus Ibéricus). Este mismo autor, en 2002, la define como la variante manchada de la raza Negra Andaluza, avalando esta tesis por la coincidencia geográfica. Y por último, Alderson (1999) expone que la Berrenda en Negro representa un indicio de la introducción en Europa durante el segundo milenio antes de Cristo del Hamítico Longhorns.

Estas razas fueron utilizadas en la antigüedad como animal de trabajo por la gran fortaleza que presentaban sus ejemplares y por la facilidad para el aprendizaje, pero tras la mecanización del campo su cría fue relegada, explotándose únicamente como animal de carne en extensivo, para el manejo de las reses bravas y en el tiro de carretas en las romerías.

Gracias a su facilidad para el cabestraje y por la vistosidad de su capa ha conseguido sobrevivir hasta nuestros días.

 Las Razas Berrendas son capaces de obtener partido de zonas marginales en producción de pastos, con difícil orografía y climatología. Esto hace que estén enclavadas en zonas deprimidas, ligando la población al suelo e incluso obteniendo partido de otro tipo de actividad económica como es el turismo rural.

Se trata de producción específica que da características particulares al paisaje y participa en el mantenimiento del equilibrio de los ecosistemas en los que se integran estas razas.

Las ganaderías se asientan en zonas de calificación rural también diferente, aunque en una gran mayoría asociados a zonas de primeras necesidades en el desarrollo rural. De todas estas ganaderías, un alto porcentaje se encuentran enclavadas en terrenos calificados como Parque natural u otro tipo de parque.

 Desde la antigüedad, esta raza fue utilizada en el trabajo físico del campo y aunque todavía se pueden ver en algunos lugares yuntas de bueyes realizando labores de tiro, son, sin embargo, su visión más conocida la que está ligada al tiro de carretas en manifestaciones festivo culturales como son las romerías del sur de España.

Las razas Berrendas presentan otra aptitud que la caracteriza, que es el cabestraje, es decir el empleo de los machos castrados para la conducción del ganado bravo. Estas razas son las elegidas para esta finalidad al reunir varias de las características imprescindibles para la misma: tamaño corporal adecuado, diferenciación en la coloración de la capa, gran facilidad de aprendizaje, agilidad y rapidez de respuesta.

Tal como lo describe Sánchez Belda (2002), la parada de cabestros para la conducción en el campo está constituida por al menos 5 animales: dos como estribo, colocados a ambos lados del caballo, uno de cola que marcha detrás del caballo y los cabestros de tropa en las posiciones estratégicas con respecto al rebaño, el más inteligente es el portero, el que lo lleva a las puertas. El papel de cada animal se decide en función de sus cualidades. Los mismos bueyes trabajan juntos durante toda su vida y no cambian nunca de función. Así, Aparicio Macarro (s.d.) los describió como animales muy vivos, con gran equilibrio tipo ortosténico, dóciles y fácilmente educables, idóneos como cabestros.

Las razas Berrendas, gracias a su aptitud para la doma y su capacidad de aprendizaje han estado ligadas a la explotación del ganado vacuno y especialmente al ganado de lidia con el que se hace imprescindible el uso de cabestros para su manejo tanto a campo abierto como en encierros y plazas de toros. Son pues, animales que actúan como herramientas en el medio rural, donde era y es una labor artesanal la doma de paradas de cabestros y que logra unir, al mismo tiempo, la producción agraria con el mundo de la cultura a través de la tauromaquia.